VACACIONES

1984:

Saliendo de cuarto medio (diciembre 1983), fuimos de vacaciones a unas cabañas de El Quisco: cobraban 5 mil pesos diarios y cada uno aportó con un día. Fuimos Ximena, la prima de Ximena, Nilso, Carlos Sthandier (Cochi) y a última hora se sumaron tres compañeros de curso: Victor Serrano, Ivan Riffo y Carlos Santander. Por ahí andaban también el Negro Bilbao, Zamora y otros más.

 

1985:

Roberto Zamora me invitó a pasar unos días en su casa ubicada en El Quisco Alto, subiendo por Pinomar y pasando un par de bosques. Éramos tan jóvenes y con tan buen estado físico, producto además de nuestra época deportiva en el Colegio, que subíamos y bajábamos tres veces en el día, y algunas de ellas las hacíamos corriendo: bajábamos en la mañana, y comprábamos el diario; subíamos a almorzar y después de eso bajábamos a la playa: terminada la tarde, subíamos a tomar once y cambiarnos de ropa, para bajar en la noche; ya a altas horas de la madrugada subíamos de vuelta, en medio de la oscuridad profundo de los bosques.

Estuvimos allí hasta el 2 de marzo de 1985, sábado en que emprendimos el regreso, y todos los días de la semana previa había habido fuertes temblores, que llamábamos “pre replicas”, asumiendo que vendría un terremoto: ese fue el terremoto del 3 de marzo de 1985.

1986:

La tía Mary, pareja o novia de Alberto Ponce, tenía un quiosco en una playa llamada “Las Gaviotas”, ubicada entre El Tabo y El Tabito, y hacia allá fuimos con un compañero de carrera, Pedro Labbé, Peyuco. Fueron unos 8 o 10 días, donde atendíamos el quiosco, dormíamos detrás de el en sacos de dormir, directamente en la arena pero cubierto por una bodega de lata. En las noches íbamos a El Tabo o también a Costa Azul, donde nos juntábamos con Rodrigo Jara, Jarita. Ahí conocí a Paola Quero, una niña algunos años menor.

1987:

En diciembre de 1986, festejando el año nuevo, Julio Ramírez tiene la idea de que vayamos a su casa en El Quisco, pero teníamos la condicionante de ir al inicio de las vacaciones o al término de estas. Finalmente fuimos al inicio de la temporada, la primera quincena de enero, y no había nadie en la playa y de ese veraneo son famosas las casas “Kukiyaki”, donde habían una lolitas y nos referíamos con ese término a niñas muy jovencitas.

Esa vez fuimos Jorge Araya, Alberto Cortés, Carlos Sthandier y yo, y allá nos encontramos con los Riguero, quienes vivían al frente. Uno de esos días nos visitó el papá de Julio, quien nos agasajó con un asado.

1988:

Nicolás Moreno me invitó a su casa en San Sebastián y estuvimos allá unos siete días. Íbamos a Costa Azul y también a Cartagena.

Fui a Tongoy con mis padres, una semana, debido a la jubilación de mi padre de LADECO. Al retorno fui a la casa de Julio, al final de la temporada, y allí conocí a Pamela Christiansen. 

Comentarios